Quien ha visto llegar una tormenta,
ya conoce mi vida.
En un segundo cambia la luz,
la arena
huele a barcos mojados;
el viento abre ventanas
y dilata los bosques,
las espigas
son arrecifes de coral
y el aire
se extiende por la piel
como un aceite dulce, perfumado.
Quien ha visto acabar una tormenta,
ya conoce mi vida.
En un instante,
todo se oscurece,
se sofoca,
se extingue
lo mismo que una flor quemada
por el hielo;
la lluvia fue mercurio
y ahora es sangre a los pies
de las estatuas;
vuelve a salir el sol,
tenaz y débil,
como la madreselva entre las ruinas.
Así es como ha ocurrido
y es tan fácil contarlo,
tan fácil de entender...
Quien alguna vez supo mirar una tormenta,
conoce nuestra historia.
BENJAMÍN PRADO
Nerea, fotógrafa profesional, 23 años: "Posiblemente este sea mi poema preferido... ¿Que por qué? No lo sé....Supongo por lo que me hace sentir al leerla, hasta donde llega.. Que en eso consiste la poesía. Me parece que describe de una manera dulcemente perfecta los altibajos de una historia, las luces y las sombras, la tormenta y la calma... La vida".
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